Socios Estratégicos: Estado-Sector Privado



 
El rol de estado y el rol del sector privado

 

    El estado y el sector privado son dos actores fundamentales en la economía y el desarrollo de un país. Sin embargo, sus funciones, responsabilidades y relaciones no siempre son claras ni consensuadas. ¿Qué papel le corresponde a cada uno? ¿Cómo se complementan o se contraponen? ¿Qué beneficios y riesgos implica su interacción? Estas son algunas de las preguntas que intentaremos responder en este blog.

    El estado es la organización política que ejerce la soberanía sobre un territorio y una población. Entre sus funciones principales se encuentran: garantizar la seguridad y el orden público, proveer bienes y servicios públicos, regular la actividad económica y social, redistribuir el ingreso y la riqueza, y promover el bienestar general de la ciudadanía. Para cumplir con estas funciones, el estado dispone de recursos financieros, humanos y materiales, que obtiene principalmente a través de los impuestos que cobra a los agentes económicos.

    El sector privado está compuesto por las empresas, organizaciones e individuos que realizan actividades económicas con fines de lucro. Su función principal es generar riqueza y empleo, a través de la producción y el intercambio de bienes y servicios en el mercado. Para ello, el sector privado utiliza recursos propios o ajenos, que obtiene mediante el ahorro, la inversión, el crédito o la donación. El sector privado busca maximizar sus beneficios, sujetándose a las leyes y normas que establece el estado.

    La relación entre el estado y el sector privado puede ser de cooperación o de conflicto, dependiendo del modelo económico que se adopte y de los intereses y valores que se defiendan. En general, existen dos visiones opuestas sobre el rol de cada actor:

 

o    La visión liberal, que defiende la primacía del mercado y la mínima intervención del estado. Según esta visión, el sector privado es el motor del crecimiento y la innovación, y el estado debe limitarse a garantizar la seguridad jurídica, la competencia y la estabilidad macroeconómica. El estado debe respetar la libertad y la propiedad privada, y no interferir en las decisiones de los agentes económicos. El mercado se encarga de asignar los recursos de forma eficiente, y de generar incentivos para el desarrollo. El estado solo debe intervenir en casos de fallas de mercado, como los bienes públicos, las externalidades o los monopolios.

 

o    La visión intervencionista, que defiende la primacía del estado y la regulación del sector privado. Según esta visión, el sector privado es el causante de las desigualdades y las crisis, y el estado debe corregir los fallos del mercado y proteger el interés público. El estado debe ejercer un rol activo en la planificación, la inversión, la redistribución y la provisión de bienes y servicios esenciales. El estado debe garantizar la justicia social, la equidad y la solidaridad, y orientar el desarrollo hacia objetivos estratégicos. El mercado debe estar sometido al control y la supervisión del estado, y cumplir con las normas sociales y ambientales que se establezcan.

     En la práctica, la mayoría de los países adoptan un modelo mixto, que combina elementos de ambas visiones, y que varía según el contexto histórico, político y cultural. Así, se pueden encontrar diferentes grados y formas de intervención del estado y de participación del sector privado, que generan distintos resultados y desafíos.

 La relación entre el estado y el sector privado implica una serie de beneficios y riesgos, que deben ser evaluados y balanceados. Los cuales podemos ver en la siguiente tabla:


Beneficios

Riesgos

La complementariedad entre los recursos y capacidades de cada actor, que permite aprovechar las ventajas comparativas y las sinergias que se producen.

La dependencia entre los actores, que puede generar vulnerabilidad, inestabilidad y pérdida de autonomía, y que puede afectar la capacidad de respuesta y adaptación ante los cambios y las crisis.

La cooperación entre los actores, que facilita la coordinación, la comunicación y la confianza, y que contribuye a la resolución de problemas comunes y al logro de objetivos compartidos.

El conflicto entre los actores, que puede generar confrontación, violencia y polarización, y que puede obstaculizar el diálogo, el consenso y la gobernabilidad.

La competencia entre los actores, que estimula la eficiencia, la calidad y la innovación, y que genera oportunidades y opciones para los consumidores y los productores.

La colusión entre los actores, que puede generar privilegios, distorsiones y capturas, y que puede afectar la equidad, la competencia y el interés general.

La rendición de cuentas entre los actores, que promueve la transparencia, la responsabilidad y el control, y que previene la corrupción, el abuso y el despilfarro.

La desconfianza entre los actores, que puede generar deslegitimación, desinterés y desafección, y que puede afectar la participación, la representación y la democracia.

  

En conclusión, el rol de estado y el rol del sector privado son dos dimensiones clave para entender la economía y el desarrollo de un país. Su relación es compleja y dinámica, y requiere de un equilibrio y una regulación adecuados. Para ello, es necesario contar con una visión integral y sistémica, que reconozca la diversidad y la interdependencia de los actores, y que busque el bien común y el desarrollo sustentable.


Autor:

Valentina J. Troncoso C.

Referencias:

https://convivenciaparaciudadania.mineduc.cl/wp-content/uploads/2022/04/3-MEDIO-4.pdf

https://revistas.udea.edu.co/index.php/revistraso/article/view/20440

https://economipedia.com/definiciones/sector-privado.html

https://plataformaurbana.cepal.org/es/urban-themes/41-desarrollo-economico-local.

https://www.iese.edu/es/noticias/colaboracion-publico-privada-como-cuando-y-por-que/.

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